Neurointervencionismo y derrame cerebral
Hemos mencionado en artículos previos que el derrame cerebral, conocido también como ictus, accidente cerebro vascular o “stroke”, es un daño producido al cerebro, ya sea por un sangramiento o por un infarto. Mencionamos igualmente la gravedad que llegan a tener estos eventos, siendo en cualquier parte del mundo la tercera causa de muerte.
El neurointervencionismo se basa en un tratamiento llamado cateterismo o terapia endovascular cerebral (similar al cateterismo cardiaco que ha evitado muchas cirugías de corazón abierto), este método fue finalmente desarrollado en la
Universidad de Los Ángeles California (UCLA) hace 10 años.
En el derrame cerebral isquémico, es decir, en el que las arterias del cerebro se tapan y provocan un infarto cerebral, gracias al neurointervencionismo tenemos actualmente la posibilidad de ir a destapar estas arterias y evitar el daño al cerebro.
Este infarto cerebral debe ser diagnosticado rápidamente, ya que, desde el momento en que se inicia, hasta el momento que se le hace el procedimiento, solamente tenemos seis horas de tiempo.
Por ello es importante que si usted presenta problemas para hablar, parálisis de una parte del cuerpo, desviación de los rasgos faciales, etcétera, debe consultar inmediatamente a su médico.
Para continuar hablando de las bondades de este tratamiento cerrado, es necesario saber que el 90% de los derrames por sangramiento o hemorrágicos es producido por lo que se denomina aneurismas, estos consisten en pequeñas deformaciones presentes en las arterias y venas del cerebro en forma de várices, teniendo el problemas que son frágiles y se rompen con facilidad y provocan el temido derrame cerebral.
Estas deformaciones en las arterias son generalmente de origen congénito, es decir, que vienen con el nacimiento, y a medida que crecemos, aumentamos el colesterol, presentamos hipertensión arterial y nos estresamos, ellas comienzan a dar problemas.
Hemos tenido pacientes que han presentado derrames cerebrales a la corta edad: 13 días de nacido, así como pacientes entre los 70 y 80 años; por ello el concepto de que el derrame cerebral es solamente de los ancianos está errado, ya que puede presentarse a cualquier edad.
El tratamiento clásico de estas deformaciones o aneurismas ha sido la cirugía, habiendo necesidad de abrir el cráneo, llegar hasta donde está la deformidad y cerrarla con unos materiales especiales. Esto implicaba una hospitalización de cinco a siete días y de dos a tres meses de reposo.
La nueva tecnología hace menos traumático para los pacientes el manejo de los problemas de las arterias y venas del cerebro que provocan los derrames cerebrales. Gracias a esta terapia endovascular, existe la posibilidad de evitar la necesidad de una cirugía.
El paciente vuelve a su casa en tres días y en una semana puede regresar a sus actividades normales. Lógicamente hablamos de pacientes en condiciones estables; sin embargo, la gran mayoría de nuestros pacientes se presenta en condiciones graves y aunque se beneficie con el tratamiento endovascular siempre ameritará una hospitalización mayor y manejo incluso en una unidad de cuidados intensivos, a causa de los daños que ya ha provocado el derrame cerebral.
La terapia endovascular cerebral es actualmente la primera línea de tratamientos en la mayor parte de hospitales en Francia, España, Inglaterra, Latinoamérica e incluso en Estados Unidos.
Los neurocirujanos operamos muchos menos pacientes gracias a este procedimiento. El Salvador y Costa Rica fueron los primeros países en Centroamérica en contar con este tratamiento.